O deberíamos decir: clínicas de exterminio fetal.
The Telegraph.- Los restos de al menos 15.500 niños abortados fueron incinerados como desechos clínicos e incluso utilizados como combustible para calentar algunos hospitales en el Reino Unido, según reveló una reciente investigación.
El Departamento de Salud emitió el domingo una prohibición inmediata después de que 10 organismos del Servicio Nacional de Salud admitieran haber incinerado restos fetales junto con la basura y otros dos utilizaran restos en programas de conversión de residuos en energía, informó el diario Telegraph del Reino Unido.
"Dispatches", un programa de noticias de investigación de la cadena de televisión Channel 4 del Reino Unido, reveló que al menos 15.500 restos fetales fueron incinerados por 27 organismos del NHS en los últimos dos años.
El Hospital de Addenbrooke en Cambridge ha incinerado hasta el momento 797 bebés en su programa de "energía de desperdicios", mientras afirmaban a las madres que los restos eran "incinerados", de acuerdo a Telegraph.
Por su parte el hospital de Ipswich ha hecho lo mismo con 1101 fetos (traídos de otro hospital) para generar energía entre 2011 y 2013.
"Esta práctica es totalmente inaceptable", dijo el ministro de Salud, Dr. Dan Poulter. "Si bien la gran mayoría de los hospitales están actuando de la manera adecuada, ese debe ser el caso para todos los hospitales y las autoridades sanitarias deben tomar cartas en el asunto sin demora."
El director del NHS, Sir Bruce Keogh, ha escrito a todos los organismos del NHS para decirles que detengan de inmediato la práctica.
El Director General de Salud también ha escrito a la Autoridad de Tejidos Humanos para revisar sus políticas, informó el Telegraph.
Aquí en México "no cantamos mal las rancheras". En los últimos años ha habido varios casos de cadáveres fetales vertidos en arroyos, basureros o de plano en la calle. El 2011 fue un año especialmente virulento: Tan solo en el estado de Oaxaca, la policía reportó el miércoles 26 de enero en el municipio de Tlalixtac de Cabrera, 17 frascos con 27 fetos. El 3 de febrero se dio un descubrimiento más en las inmediaciones del
municipio de San Jacinto Amilpas donde se ubicaron 14 recipientes, cuyo
contenido también tenía tejidos humanos embrionarios; el 16 de febrero, frente a la gasolinera de la colonia Santa Anita en la
capital oaxaqueña, se hallaron 23 envases; y en Santa Cruz Xoxocotlán,
seis más. En marzo se reportaron otros dos casos, uno en Ánimas Trujano, donde los productos vertidos
en 17 envases ya habrían sido devorados por animales de rapiña; y en el otro, 27 fetos arrojados a un arroyo en la zona conurbada de la capital.
Es lo que han logrado las leyes feminazis en todo el mundo: el total desamparo legal del menor fetal al blindar de impunidad a sus ejecutores (los aborteros) y, principalmente, a quienes pagan a estos sicarios para matarlos: el padre y/o la madre del feto, aunque casi siempre es esta última la que planea y financia unilateralmente la ejecución. Y como a las feministas nada les embona, ahora van por los niños ya paridos: en Guanajuato hicieron que los legisladores reclasificaran el delito de homicidio de recién nacidos como delito no grave, por lo que ahora las acusadas pueden quedar en libertad bajo fianza (de hecho así fue como liberaron a seis acusadas de homicidio agravado en razón de parentesco). El Código Penal del DF prevé una pena menor por matar a un bebé si es que es asesinado dentro de las 24 horas posteriores al parto. En Argentina Romina Tejerina, quien asesinara a su hija recién nacida, fue puesta en libertad después de que las feminazis armaran un escándalo justificando el homicidio con el hecho de que la bebé había sido producto de una violación.
Quienes debe estar blindados legalmente son los infantes, no los adultos que se supone, tienen la obligación de cuidar de aquéllos. Urge endurecer las penas por infanticidio y aborto.
THE MATRIX