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El cuento de amor más hermoso del mundo

Había una vez un hermoso príncipe que le preguntó a la bella princesa:

-¿Te quieres casar conmigo?
Y ella le respondió: -¡¡¡NO!!!

Y el príncipe vivió feliz por muchos años yendo a pescar, a cazar y al bar todos los días con sus amigos y tomaba mucha cerveza, vino y whisky, se ponía hasta las orejas de copas cuantas veces quería. Jugaba al golf y comía caviar porque le alcanzaba la pasta para eso y mucho más. Dejaba la ropa tirada en la silla del comedor y follaba con mujeres de la noche y vecinas y amigas y no tenía que competir con vecinos y amigos por el mejor coche, el mejor lugar de vacaciones, etc…

Y se tiraba pedos a mansalva y meaba salpicando la tapa del inodoro y con la puerta del baño abierta. Cagaba leyendo sin límite de tiempo y cantaba eructando y se rascaba los güevos. Escuchaba música a pleno volumen y veía fútbol todo el fin de semana… ¡y no le tocaban las pelotas!

FIN

¡Se me han saltado las lágrimas!

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Una atrocidad de cuento apologetico de un comportamiento errático y destructivo, politicamente extraordianariamente incorrecto, pero más auténtico y real que los cuentos de hombrecitos con lado femenino perfectamente desarrollado, tontos de ellos hechos polvo por las leyes feministas. Y menos destructivo que seguir siendo un borrego gobernado por la ONU y la CEE por mediación del meapilas progre sapotero.

¡Me he reido hasta llorar!

Morpheus dijo...

@anonimo:

Je je. Tienes razón. Muchos hombres se preocupan en demasía por desarrollar su "lado femenino" (lo que sea que eso signifique), mientras se olvidan POR COMPLETO de desarrollar su lado masculino. Ya lo trataré en otra nota.

Saludos.

jose frugulletti dijo...

que cagada las mujeres. viva los macho!!!

Anónimo dijo...

"Y se tiraba pedos a mansalva y meaba salpicando la tapa del inodoro y con la puerta del baño abierta. Cagaba leyendo sin límite de tiempo y cantaba eructando y se rascaba los güevos."

Bonito cuento salvo por este párrafo. Mal andamos como sigamos promoviendo guarradas estereotipadas de mal gusto como valores masculinos.

L. Quezada dijo...

Anónimo:
Un hombre no tiene por qué sentirse culpable de hablar, pensar y comportarse como hombre. Grábatelo bien.

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