Hace poco, al estar sacando el ranking de ventas individual en la empresa en la que trabajo, hubo un empate en el primer lugar. Un hombre y una mujer. Al discutir si seguiríamos algún criterio de desempate, tuve la siguiente conversación con uno de los gerentes:
-Pues yo se lo daría a Britney (nombre cambiado).La charla continuó entre seudobromas y pequeñosarcasmos. Tuve que recurrir al director para solicitar su apoyo.
-¿Por?
Con la mano en la cintura, me contestó:
-Pues porque es la mujer.
-¿Y eso qué?
-¿Cómo que qué? No seas machista, naciste de una mujer.
-No, no. No confundas. Hay que revisar las ventas de periodos anteriores, y el que tenga mayores ventas acumuladas, a ese le damos el primer lugar.
Pero yo me pregunto, ¿acaso fue machista mi postura? Considérese que con el método que sugerí era problable que Britney ganara de todos modos. ¿No fue más bién hembrista la postura de él? ¿No es una muestra de lo compenetrado que está el hembrismo en nuestra sociedad, y que tan pasivamente hemos permitido como hombres? La de él fue una muestra clarísima de discriminación sexual. Sin embargo, está total y completamente aceptada por la sociedad. Tan aceptada, que cualquier intento de replica es inmediata y violentamente tachado de "machista".
La sociedad se lamenta de las mujeres machistas. A mi modo de ver, los hombres hembristas son igualmente (si no es que más) deleznables. Están dormidos, hipnotizados. No quieren ser desconectados de la Matriz.
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