A mi querida denunciante

Querida y amada denunciante:

Te escribo la presente para hacerte partícipe de mis intenciones.

No quiero que me acuses (una vez más) de otro delito que no he cometido. Las denuncias que has interpuesto en mi contra sabes que son falsas. Y voy a probar judicialmente no solo que son falsas, sino también, y sobre todo, probaré que sabías que eran falsas en el mismo momento que las interpusiste. Ten la seguridad de que agotaré las vías legales para que se me compensen todos los perjuicios que me has ocasionado, y me aseguraré de que nunca más puedas denunciar falsamente sin ser castigada por ello.

Éstas son las intenciones del hombre que cometió un único delito... amarte por encima de todo.

Sé feliz y que disfrutes, mientras puedas, de cuanto me has arrebatado. Disfruta de la dignidad que me has quitado cuando la Guardia Civil me sacó de la que fue nuestra casa como un vulgar delincuente. Disfruta de la que fue nuestra casa, de la compañía de nuestros hijos. Ten presente que sobreviviré a todo esto y tú pagarás con el peso de la Ley lo que has intentado hacer conmigo.

Atentamente:

El hombre que te amó con locura y que hubiera dado la vida por ti.