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Tsunami

El pasado 11 de marzo un terremoto de 9.0 grados Richter, el más fuerte en 140 años, asoló la costa norte de Japón, produciendo un tsunami con olas de hasta diez metros de altura que barrieron con todo a su paso: autos, casas, barcos, gente...


Al momento de publicar esta nota, el conteo oficial mostraba 10,019 muertos y 17,541 desaparecidos.

Especialmente graves fueron los daños sufridos por la Central Nuclear de Fukushima, mismos que fueron clasificados como de Nivel 6 en la escala INES (accidente importante). Desde el día cero, han estado ocurriendo importantes explosiones y fugas radioactivas, por lo que las autoridades han ampliado la zona de seguridad de 10 a 30 km. En las proximidades de la central se registraron valores de hasta 400 milisieverts, muy superiores a los normales. Para ponerlo en perspectiva, en Estados Unidos una persona recibe una dosis regular de radiación de 6.2 milisieverts al año. La exposición a altas dosis, por encima de los 500 milisieverts, ha sido asociada a la leucemia, así como a cánceres de mama, vejiga, colon, hígado, pulmón, esófago, ovario, melanoma múltiple y estómago, según la NRC. Al interior de la Central, el día 16 de marzo, la lectura radiactiva llegó a los 1000 mSv/hora.

Todo ello (además del constante riesgo de derrumbes al interior de los reactores), no ha servido de excusa para los Héroes Anónimos de Japón, 180 hombres que, en turnos de 50, arriesgan su vida en nombre de su pueblo, y no andan por ahí, haciéndose los "pobrecitos oprimidos".

The Fukushima Fifty son un grupo de bomberos e ingenieron cuya única misión (ya que los hombres no son "multitasking", según algunos) es evitar la fusión de estos reactores, algo que afectaría toda la costa norte de Japón y, posiblemente, a todo el mundo. Ellos tuvieron que elegir entre la vida de miles de personas (que ya habían sido afectadas por un terremoto y un tsunami) y la suya propia. En efecto, algunos de ellos lamentablemente fueron reportados como desaparecidos, además de que todos corren el riesgo de sufrir consecuencias a largo plazo por la radiación.



Auténticos héroes que siempre serán recordados independientemente del desenlace de esta penosa situación. Trabajadores que se rehusaron a escapar de la planta nuclear y continuaron trabajando, aún a costa de su propia vida. No sería nada exagerado si fundáramos una The Fukushima 50 Society, similar a la Titanic Men's Society que cada 11 de marzo recuerde su hazaña (Ver Los Hombres del Titanic). Sería apenas justo.

No se a ustedes, pero a mí me encantaría saber por qué las feministas no protestan por el terrible machismo e inequidad de género de enviar a 180 hombres y a NINGUNA mujer a enfriar los reactores de Fukushima.

¿Y qué decir de los rescatistas y bomberos de todo el mundo que siempre estan ahí cuando ocurren tragedias como esta?


Nuevamente, hombres trabajando con el solo objetivo de arrebatarle a la muerte el mayor número de personas. Es aquí donde la mayor capacidad masculina para trabajar en equipo se torna fundamental para auxiliar a las víctimas. O al menos, para recuperar sus cuerpos. Qué frustante debe de ser dar el máximo esfuerzo y no lograr rescatar con vida a una víctima.


Pero también, ¡qué satisfacción salvar la vida de un bebé!


Lo mismo ocurrió en Chile, Indonesia, Nueva Orleans, Haití, México... Hombres de todo el mundo reuniéndose instintivamente en el lugar de la tragedia para ayudar a los desfavorecidos*. En el caso de México (terremoto de 8.1°Richter, 11,000 muertos), el esfuerzo de los rescatistas fue más loable aún (si cabe), ya que contaban con una mucho menor capacitación e infraestructura de rescate. Casi todo fue improvisado:


Y pensar que todavía hoy, en pleno Siglo XXI, hay cerdas para las que la fuerza masculina "ya no es necesaria en estos tiempos". Habría que pensar en hacer un par de reformas a la Ley Barrales y mandarlas encerrar unas 48 horas como mínimo. En una sociedad civilizada, mentalmente sana, la misandria sería condenada con la misma severidad con que se condena la misoginia.

*Al parecer, el cuidado de los hijos no es algo instintivo en las mujeres, por eso las feministas reniegan tanto de ello.

ACTUALIZACIÓN: 24 de marzo. Tres de los expertos que trabajaban en el reactor nuclear número tres de la Planta Nuclear de Fukushima recibieron una dosis extraordinariamente alta de radiación, y dos de ellos debieron ser hospitalizados con quemaduras en las piernas, informó hoy el vicedirector de la la Agencia de Seguridad Nuclear e Industrial de Japón, Hidehiko Nishiyama.
Los trabajadores, que intentaban reparar cables para restabelcer el sistema de refrigeración del reactor, estuvieron expuestos a una radiactividad de 170 hasta 180mSv/h.
El vocero del gobierno, Yukio Edano, precisó que los expertos tuvieron las piernas sumergidas en agua contaminada con radiactividad por más de tres horas, y añadió que otros 17 trabajadores han sufrido una radiación superior a los 100mSv/h. (DPA y AFP).

Ahora en Reino Unido

Impactantes imagenes de CCTV muestran a un grupo de mujeres pateando a un hombre en la cara.


Ebrias y aullando como perros, cinco mujeres atacan brutalmente a un extraño en la calle.

Las mujeres -todas de la misma familia- golpearon repetidamente a Matthew Campbell, pateándolo y brincando sobre él, mientras el yacía boca abajo en el pavimento.

El desquiciado ataque (de ocho minutos de duración) fue grabado por las cámaras de circuito cerrado, dando como resultado que las cinco mujeres fueran encarceladas por seis meses.

El Sr. Campbell manifestó que se contuvo a la hora de devolver los golpes ya que él nunca ha golpeado a una mujer.

Uno tiene que defenderse hasta cierto punto. Pero yo nunca había sido violentado por una mujer. Pensé que lo mejor era no devolver los golpes.
Fuente.

Como la mayoría de las mujeres, estas tipas están plenamente convencidas de que, al ser mujeres, al ser "débiles", son intocables. Ésa es la verdadera cobardía que hay que combatir.

Benedicto XVI es feminazi

El 28 de febrero, el papa Benedicto dio una lamentable muestra de adhesión al ideario feminista-progre-buenista:

En cuanto al aborto, Benedicto XVI pidió a los hombres que no abandonen a las mujeres cuando se quedan embarazadas.

Ahora resulta que el pobre hombre es el principal culpable de un crimen esencialmente femenino...

El papa Juan Pablo II sí atacaba de frente "los excesos del feminismo".
Benedicto XVI pidió a los asistentes que continúen proporcionando ayuda psicológica a mujeres que ya han practicado abortos para que puedan superar el "drama moral y existencial" que en muchos casos provoca.

Sí, claro: que se les preste esa ayuda, pero en la cárcel, como a cualquier otro preso. Faltaba más...

Considero un deber difundir esta crítica en cuantos blogs católicos conozcan.

Tomado del Foro Mandefender.

El tajo de la muerte

Ahora, un poco de historia. Así era el Valle de México hace unos 400 años:


En su afán por adueñarse de la mayor extensión de tierra posible, los españoles le declararon la guerra al lago de Texcoco. Su lucha contra el permanente asedio de las aguas inició a principios del siglo XVII y como la naturaleza nunca cedió terreno, las autoridades tomaron una decisión asombrosa: ordenaron desecar el entorno lacustre. En 1607, luego de una inundación, Enrico Martínez presentó un proyecto para la construcción del desagüe del Valle de México. La idea parecía descabellada: el cosmógrafo del rey se comprometió a construir un inmenso túnel en la región norte del valle a través del cual correrían las aguas del gran lago. La obra fue conocida como el desagüe de Huehuetoca; se realizó en menos de un año y se ganó todas las críticas posibles. Mal hecha, la construcción tenía vicios ocultos y presentaba continuos derrumbes. La inundación de 1629 -la más grave en toda la historia de la Ciudad de México- obligó a trasformar el proyecto inicial y la idea del túnel fue sustituída por otra no menos impresionante: construir un desagüe a tajo abierto. Los ingenieros creyeron posible atravesar los cerros de Huehuetoca y cerrar prácticamente un cañon artificial por donde circularan las aguas libremente.


Durante todo el siglo XVII, la palabra Huehuetoca fue sinónimo de muerte entre los indios. Los pueblos vecinos estaban obligados a proporcionar mano de obra (hombres, por supuesto) para trabajar en el tristemente célebre tajo de Nochistongo que a los ojos de la gente era prácticamente una representación en vida del mismísimo infierno.

En Huehuetoca las enfermedades diezmaban a aquellos pobres infelices; otros morían arrebatados por las crecientes o despedazados contra los muros del canal, porque acostumbraban ponerlos a trabajar suspendidos con cables y cuerdas de los bordes y la violencia de las aguas que llegaban repentinamente los azotaba y los estrellaba. Algunos de ellos, a costa de grandes sacrificios, enviaban procuradores a España para conseguir del monarca como recompensa de antiguos y distiguidos servicios una cédula real que los exceptuase de aquél servicio.

Vicente Riva Palacio
Ni siquiera los cientos de víctimas que cobró el tajo de Nochistongo ablandaron a la naturaleza que, año con año, continuo asediando a la capital novohispana con sus terribles inundaciones.


Siempre que una actividad humana ha representado peligro de muerte, han sido (y siguen siendo) los hombres los encargados de realizarla, dejando a las mujeres a salvo. Es solo hasta que las condiciones de seguridad o paz avanzan lo suficiente que las mujeres pueden participar en tal o cual actividad. Dudo mucho que, en plena guerra revolucionaria, la sociedad mexicana hubiera exigido cuotas de mujeres para el Congreso, por ejemplo. La guerra es cosa de hombres, a nosostras no nos metan, hubieran dicho...

Esa y no otra es la principal razón por la que la esperanza de vida femenina siempre ha sido superior a lamasculina.